Su bebé o niño ha sufrido de eczema atópico desde que era pequeño (o incluso muy pequeño). Estos brotes le molestan regularmente tanto de día como de noche. Y no importa cuántas veces les digamos que no se rasquen, no pueden evitarlo (y no podemos culparlos). Este picor puede afectar a la concentración en el colegio, impedirles conciliar el sueño e incluso despertarlos durante la noche. Y a partir de cierta edad, lidiar con las manchas rojas y las escamas no siempre es fácil. En resumen, el eczema tiene un impacto significativo en la calidad de vida de su hijo. Para ayudarles y tranquilizarles, sea cual sea su edad, he aquí algunos consejos y buenos hábitos que se deben adoptar (¡y transmitir!).